martes, 10 de enero de 2012

Reflexión acerca de los asesinos seriales.

Hace un tiempo conocí a una persona que se empeñaba en preguntarme si él parecía asesino serial, yo lo veía un tanto extraño, pero no lo relacionaba con un asesino.


Con el tiempo nos fuimos haciendo más allegados, él lo llamaba, “complementarios”, yo me reía de la cuestión, otorgándole el mote de que todo lo que venía de él; era particularmente llamativo. Su insistencia al “complementario” hizo que todo pareciera “complementario” rodeado de un aura de extraña incredulidad. Por más que soy muy ingenua, mis antenas funcionan correctamente, pero como son modelo antiguo decodifican las cosas con lentitud; y así fue.


Un día como cualquier otro, sin ninguna causa racional, esta persona me ignoró, a tal punto de casi parecer o hacerme sentir que yo nunca hubiese existido. Y es ahí donde me puse a pensar. Los asesinos son personas que matan a otras, en dicho caso, la víctima deja de existir, y si yo dejé de existir para él, es como que me hubiese matado. También pensé, que lo serial era por lo sistemático, actuó muy profesionalmente, y me dio curiosidad de saber cuántas víctimas habrá dejado en el camino, y si las recordará a todas, o será de los que en un juicio alegan su inocencia hasta el final?...


Yo sentí que me mató, en cierta forma “me mató”.


Ya no tengo contacto con él desde que este trágico hecho sucedió, lo de mi muerte digo, pero tal vez, si me lo cruzo algún día en algún lugar donde las dimensiones se confunden, podré contestarle, aquella pregunta que insistentemente me hacía, “parezco un asesino serial?”, le respondería; “No pareces, sos!” .

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